miércoles, 15 de febrero de 2012

Estocolmo … ¿la Venecia del norte?

Si pides a cualquier habitante de Estocolmo comparar su ciudad con alguna otra urbe, seguramente te contestará que es como Venecia. Para los lugareños, Estocolmo es la Venecia del norte gracias a todos los canales que tiene, a estar repartida por varias islas y a utilizar barcos como medio de transporte público cuando el tiempo lo permite. Para el resto de los mortales la comparación no tiene ni pies ni cabeza, sobre todo cuando por el norte de Europa existen otras ciudades con una configuración más parecida a Venecia, como por ejemplo Ámsterdam. A pesar de ello los suecos están muy orgullosos de esta comparación, hasta el punto que discutirle a un sueco la idoneidad de la misma garantiza bronca. Sobre todo si encima mencionas que si por “norte” se refiere a Escandinavia, Copenhague sería una comparación más acertada.

Si ya has soltado la “bomba” y has conseguido cabrear al sueco (o sueca en cuestión) no hay marcha atrás, la única forma de salir airoso será intentar compensar este ataque al orgullo patrio con un piropo del mismo calibre. Para ello no queda otra que buscar una mejor comparación para Estocolmo. Podrían valer argumentos como:

Estocolmo es la Milán del norte

Si preguntas a un sueco que viva en cualquier otra ciudad de Suecia cómo son los habitantes de Estocolmo (¿estocolmeses, estocolmianos?), te dirá sin duda que son “especiales”, que están obsesionados con la moda y con la apariencia y que son un hatajo de snobs y prepotentes. Cuando pienso en esos adjetivos siempre me viene a la cabeza Milán, no sé por qué. Bueno, sí lo sé: los italianos se preocupan mucho por su look, más que los españoles, y dentro de Italia los milaneses se llevan la palma.

Estocolmo es la Atenas del norte

Por supuesto no me refiero a la situación económica o social; en Estocolmo no tienes a gente quemando comercios ni saliendo a la calle a protestar por la situación económica, entre otras cosas porque hay trabajo, el paro en la ciudad ronda el 5%. Estocolmo podría ser comparada con Atenas porque de las capitales escandinavas es de las más antiguas y de las que mejor conserva su patrimonio histórico. No tienes más que pasearte por Gamla Stan, el museo Vasa o Skansen para comprobarlo.

Estocolmo es la Viena del norte

Por mucho que quieran comparar a Estocolmo con Venecia, la comparación no se sostiene: Venecia está llena de canales y es una ciudad donde es casi imprescindible utilizar una barca para moverse con rapidez, mientras que Estocolmo es simplemente una ciudad que se ha extendido por varias islas, atravesada por un lago. Esta disposición recuerda mucho más a Viena que a Venecia: Viena está atravesada por el Danubio, un río anchísimo que casi parece un lago por el caudal que lleva. Además Viena se extiende por varias islas, ambos márgenes del río y conserva casi intacto su patrimonio histórico, igualito que Estocolmo. ¡Ah! Y la gente es muy respetuosa y amante del orden, hasta el punto de hacer colas de una persona si es menester.

Estocolmo es la Madrid del norte

Madrid es probablemente una de las ciudades más multiculturales e integradoras de Europa, con inmigrantes de todos los países latinoamericanos, de gran parte del Magreb, de muchos países del África subsahariana, de China y del resto de la Unión Europea. En este aspecto Estocolmo no se queda atrás, y ésta es una de las sorpresas más gratas que una persona se lleva cuando se muda a Estocolmo: aquí hay gente de todas partes y todos se integran a la perfección.

Ya sabes, si por equivocación le niegas a algún sueco que Estocolmo merezca llamarse la “Venecia del norte”, más te vale tener preparada algún argumento como los de arriba para salir airoso.

martes, 7 de febrero de 2012

Salir de fiesta en Estocolmo - Cinco zonas

Como en cualquier otra urbe de tamaño decente, los ambientes en Estocolmo van por barrios. Según el tipo de música que te guste, el tipo de ambiente que prefieras y el tipo de gente con la que salgas te decantarás por un barrio u otro de la ciudad. Es cierto que en Estocolmo la gente es muy respetuosa y tolerante y que en muchas ocasiones no importa mucho cómo vayas vestido para entrar a unos locales u otros, pero también es verdad que si no sabes dónde vas de antemano puedes acabar destacando por ser el único que va con camisa, o el único que no va con camisa, el único que lleva zapatos, o el único que lleva bambas.

Como dijo Sancho Panza: “donde fueres, haz lo que vieres”. Por eso es muy conveniente saber qué fauna y qué ambiente vas a encontrar en cada barrio de Estocolmo para poder adaptar tu vestuario de antemano y que no te pillen con la guardia baja, no sea que salgas a ligar por Estocolmo y te des cuenta de que no te vas a comer un colín simplemente porque tu look no pega con el sitio en el que estás. Los principales barrios para salir de fiesta son:

Ostermalm (Stureplan)

Ésta es la zona de fiesta por antonomasia. En esta zona de Estocolmo están situados los bares más cool de la ciudad, donde lo más in de la ciudad sale de marcha. El ambiente es lo que muchos calificarían de “pijo”, con muchos locales donde hay que pagar por entrar y donde hay que vestir decentemente para que el portero no te mande amablemente a freír puñetas. Si te gusta este tipo de ambiente aquí estarás en tu salsa, aunque tendrás que preparar la cartera porque los sablazos que te pegarán cada vez que vayas a la barra a pedir serán de espanto: como el Systembolaget, pero con música y más gente. La principal ventaja de esta zona es que hay un montón de locales distintos y que muchos de ellos cierran a las cinco de la mañana, el equivalente sueco a las ocho de la mañana en España. Vamos, que si estás de marcha hasta las cinco puedes dar la imagen de crápula y vividor.

Vasastan

La zona norte de la ciudad no es sólo el oasis de Stureplan. Hay muchos más bares diseminados por Vasastan, con horarios de apertura y ambientes de lo más variado. Desde bares para Swedish rednecks como Cliff Barnes (casi merece un post aparte) hasta el famoso Absolut Ice Bar cerca de la estación central, pasando por cervecerías de todo tipo, pubs irlandeses y demás. La principal pega es que no es una zona de marcha como tal, muchos bares están alejados unos de otros. Lo bueno es que si te gusta el juego, siempre puedes terminar la noche en el casino de Estocolmo (el único que hay).

Kungsholmen

La isla de Kungsholmen no es un sitio para salir hasta muy tarde, porque la mayoría de los bares cierran antes de las dos de la mañana. Pero es uno de los mejores lugares para ir a empezar la noche. Los locales para salir se agolpan cerca de las dos principales estaciones de metro: Fridhemsplan y Radhuset. Fridhemsplan es un punto de encuentro para los más jóvenes, los veinteañeros; mientras que en Radhuset es habitual que la clientela ronde la treintena con bares más elegantes como Orangeriet o Lokal. Mención aparte merece el restaurante-discoteca Fabriken, situado en el noroeste de la isla donde es habitual que se celebren conciertos de música electrónica.

Sodermalm

La isla de Sodermalm es el Soho de Estocolmo, con un ambiente parecido al que se puede encontrar en Malasaña. Sodermalm es territorio hipster. Tradicionalmente es un barrio donde viven muchos artistas y creativos, y esta fama ha dado lugar a un ambiente nocturno similar. En esta isla hay unos cuantos locales grandes que hacen las veces de salas de conciertos, y es muy difícil ver gente vestida a lo pijo español con camisa, jersey y toda su parafernalia. La excepción es la plaza Medborgaplatsen en verano, donde las terrazas se inundan de suecos fashion bebiendo al aire libre.

Gamla Stan

El casco histórico de Estocolmo, aunque pequeño, también tiene algunos locales para salir de fiesta. Generalmente la clientela es más bien variada por ser el centro turístico de la ciudad, aunque a partir de cierta hora la zona se vacía de turistas. En esta isla abundan los pubs irlandeses, muchos de ellos con conciertos en directo algunos días de la semana. La principal pega de salir de marcha por Gamla Stan es que no hay locales que cierren tarde por lo que si se tiene pensado salir de marcha hasta las tantas en algún momento habrá que pensar en mover la fiesta a otra zona. Y eso en invierno, con la estación de metro al aire libre y con trenes pasando con menos frecuencia de lo habitual no es del todo agradable. La ventaja, eso sí, es que está muy bien comunicado ya que pasan tanto la línea roja como la línea verde.

A grandes rasgos, estas son las cinco zonas principales de marcha que hay en Estocolmo. En principio voy a dedicar un post a cada una con información más detallada sobre bares a los que ir, qué ambiente hay, a qué hora cierran, etc. Para ir a ese post, simplemente haz click en el nombre de la zona de marcha (si hay hipervínculo es que ya he escrito ese post). Espero que encuentres esta información útil!

viernes, 3 de febrero de 2012

¡Velas! ¡Velas por doquier!

El invierno sueco es frío, húmedo y largo (también tiene sus cosas buenas, pocas pero alguna tiene). Eso es vox populi, no hace falta ahondar en el tema, menos aún cuando vives en Suecia porque si hay algo que les encanta a los suecos es despotricar sobre el tiempo. De hecho, es probablemente uno de los pocos temas de conversación aptos para entablar conversación con un extraño sin que la gente te mire como si estuvieras atentando gravemente contra su sacrosanta privacidad. Años y años, siglos y siglos de inviernos mustios y tediosos han obligado a los pueblos nórdicos a introducir algunos hábitos y costumbres que en otras partes del mundo generalmente más luminosas pueden parecer peculiares. Una de esas costumbres es el uso compulsivo de velas de todo tipo en otoño, invierno y primavera.

Las velas como terapia

Qué duda cabe, tradicionalmente las velas han servido a los lugareños para ahuyentar la oscuridad y evitar que los inviernos con dieciocho horas seguidas sin ver la luz del sol terminasen por convertir a los tranquilos suecos en psicópatas. Se puede argumentar que históricamente las velas han cumplido la misma misión terapéutica que el alcohol: escapar de la realidad para evitar los trastornos de comportamiento relacionados con la falta de luz natural. Es cierto que una medida es preventiva (velas) y la otra es reactiva (alcohol) y que una es más sana que la otra, pero el propósito final sigue siendo el mismo: hacer que los inviernos sean más llevaderos y compensar esa carencia de vitamina D.

Antes de que la electricidad fuera casi un derecho universal utilizar velas tenía mucho sentido: la electricidad o aún no se había inventado, o era muy cara o era poco fiable. Hoy tenemos lámparas y bombillas de todo tipo, no hay más que darse una vuelta por el IKEA de la esquina para comprobarlo, y aún así los Kitunen, los Bergsson y los Olofsson siguen dale que te pego comprando velas. ¿Por qué lo hacen, si podrían comprar lámparas a espuertas?

¿Qué pasa, que las bombillas no molan?

Uno de los argumentos que emplean los suecos para defender el uso de velas es que de esa forma mantienen el domicilio iluminado y pueden combatir mejor los meses de oscuridad. Creo que el párrafo anterior tira esa teoría por el suelo de forma efectiva, y a pesar de eso si intentas utilizar ese razonamiento para refutar su argumentación lo único que conseguirás es que se repliegue hasta su segunda línea de defensa: “las velas son más bonitas y acogedoras”.

Acabas de llegar al meollo de la cuestión. Es discutible que las velas transmitan una sensación más acogedora que una lámpara como dios manda, pero podrías estar de acuerdo. Si eres una persona práctica, probablemente insistas en que por muy acogedoras que sean las velas no sirven para mucho (prueba a leer un libro a la acogedora luz de las velas, verás como te dejas la vista haciéndolo). Ante este argumento a los lugareños ya no les queda otra que retroceder a su última línea de defensa, el búnker cultural: “Bah, dejémoslo. No entiendes lo de las velas porque no eres sueco”.

Tenemos un factor más que los suecos muchas veces obvian: la peligrosidad. Para una persona consciente de que la gran mayoría de las muertes accidentales ocurren en el domicilio particular la simple idea de inundar la casa de potenciales focos de incendio es aterradora. Evidentemente una vela encendida no es un kilo de C-4; pero diseminar, digamos, cincuenta velitas por tu casa y pretender estar pendiente en todo momento del estado de cada vela es como salir de excursión con cincuenta niños de cinco años al zoo y confiar en que no se va a extraviar ninguno. Cada vez que entro a una casa y veo velas encendidas por doquier me viene a la cabeza la imagen de la famosa socorrista española y su “la he liao parda”. Además, con tanta vela tu casa termina oliendo a cumpleaños día sí, día también.

Con tanta demanda de velas no es de extrañar que sea uno de los productos más demandados en IKEAs y supermercados. En la sección de “hogar” además de los tradicionales cubiertos de plástico, rollos de cocina y demás utensilios encontrarás velas para aburrir en paquetes de veinte, cincuenta o cien. De hecho, una fiesta casera sueca tradicional en temporada invernal tiene que tener velas. En España tenemos el “no Martini, no party”. Aquí son mas de “no velas, no party”.